La avellana debe estar muy fina, se le agrega el azúcar y se mezcla.
A continuación se va agregando poco a poco la clara hasta conseguir una masa; ésta no debe estar ni demasiado blanda, ni demasiado seca. Algunas veces la clara no es necesario ponerla toda y en cambio otras hay que poner una segunda clara. Esto depende del tamaño de los huevos.
Conseguida la masa, se engrasa un papel blanco con mantequilla, se forman bolas pequeñas y se colocan sobre éste separadas unas de otras.
Se meten a horno fuerte, hasta que empiecen a dorarse, solamente unos minutos.